Cirujano del alma
No hace falta una carrera de medicina para destapar los entresijos que esconde la vida. Es fácil sin abrir, encontrar la anomalía que evita la profunda felicidad, pero hay que hacer una incisión por la que observar el nivel de luz que cada cual emanamos y regular la intensidad con pequeñas vueltas en el tornillo de la autoestima. Un contrasentido.
Creo que cada ser humano son tres figuras al mismo tiempo; su forma física, su sombra y una invisible presencia paralela que como un artista de títere, mueve los hilos de los que dependen las actitudes del cuerpo real, el que se ve. Éste yo que tenemos al lado de manera inmaterial, es al que debemos una permanente observación. Es en esa entidad en la que procede la intervención. La sombra por oscura es fácil de comprender y no deja huella, pero el "otro yo", cuya luz supera el umbral de lo físicamente visible, es el que perfora en los demás el recuerdo de nuestros actos, como la marca que deja un rayo láser en el acero.
No se, quizá parezca írseme la pinza esta mañana, pero como a cada rato tengo que intervenir en ese otro yo para carburar correctamente mis acciones y cambiar el curso de mis circunstancias, me parece de ley ayudar a los demás dejando por escrito una experiencia que por efectiva, es cien por cien segura, y garantiza el atesoramiento de una ingente cantidad de buenos recuerdos. Creo que no se me entiende porque soy tan transparente como el cristal de una máscara de soldador. En fin...
Buenos días a todo el mundo.